En esta entrada voy a resumir el contenido de la conferencia
“Estrategias en el fútbol” que se celebró en Manacor el pasado 18 de Junio y en la que actué como ponente tratando un
aspecto concreto en las fases de juego del fútbol y su entrenamiento: las
transiciones.
1- IMPORTANCIA DE LAS TRANSICIONES
EN COMPETICIÓN
Antes de empezar, vamos a ver la importancia de las
transiciones en competición. El objetivo del fútbol en rendimiento es ganar, y
para ganar hay que meter más goles o recibir menos que el contrario. Este
gráfico, de elaboración propia a partir de diferentes estudios, muestra el
origen de los goles en el fútbol actual:
Del total de goles conseguidos, el 30% provienen de situaciones a balón parado, el 50% de acciones inmediatas a una transición y solamente un 20% de los goles se consiguen en ataque posicional o directo.
De este 50% de goles obtenidos después de una transición, los estudios afirman que:
Del total de goles conseguidos, el 30% provienen de situaciones a balón parado, el 50% de acciones inmediatas a una transición y solamente un 20% de los goles se consiguen en ataque posicional o directo.
De este 50% de goles obtenidos después de una transición, los estudios afirman que:
- Acciones entre 2-3 jugadores ejecutadas a gran velocidad son la base de las transiciones ofensivas que acaban en gol.
- La mayor parte de los goles se consiguen en transiciones ofensivas de menos de 15 segundos.
- Los ataques rápidos son los modelos de juego ofensivo más peligrosos ya que en gran parte de las jugadas de gol no superan los 3-4 pases.
- La probabilidad de hacer gol disminuye mucho si la transición ofensiva supera los 5 pases.
De ahí
podemos deducir que cuanta más velocidad apliquemos en las acciones inmediatas
a la transición, más posibilidades habrá de sorprender al rival ya que
existirán más espacios y desorden en el caso de la transición ofensiva; o menos controlada estará la posesión de la
pelota en el caso de la transición defensiva.
Con todo
esto, resulta evidente que en el futbol actual, dominar las fases de transición
será decisivo ya que es un momento en el que existirá siempre, en
mayor o menor grado, una desorganización colectiva para defender con garantías.
Una vez demostrada la importancia de las transiciones en
competición, voy a detallar algunas claves e ideas subjetivas sobre estas.
2- ELEMENTOS COMUNES EN LAS TRANSICIONES
No voy a entrar en aspectos tácticos de cómo se tienen
que hacer las transiciones en cada momento de juego ya que esto dependerá de
cada entrenador, de su sistema y estilo de juego propio y del contrario, del
resultado, de la zona donde perdemos / recuperamos…
Aunque bajo mi concepto existen elementos comunes que
tienen que tener todas las transiciones, tanto si replegamos o presionamos en
el caso de la transición defensiva, como si contraatacamos, jugamos directo o
posicional en el caso de la transición ofensiva.
Antes de todo,
quiero matizar que, aunque en general las transiciones se consideran una fase
de juego, por ejemplo en la periodización táctica, yo creo que solo existen dos fases de juego: cuando tenemos la
pelota (ataque) y cuando el rival tiene la pelota (defensa).
No
considero las transiciones como fases del juego ya que no existe tiempo entre atacar y defender, es imperceptible porque
el paso de una fase a otra es inminente e interactúan constantemente. No hay un
intervalo temporal en el que no pasa nada: cuando robamos la pelota ya estamos
atacando en este robo y cuando perdemos la pelota, ya estamos defendiendo en la
propia pérdida.
Así pues,
yo entiendo la transición como el nombre que adquiere el cambio de rol o de posesión en cualquier momento y lugar. Aunque sí
que es verdad que los patrones de actuación en los instantes inmediatos a la pérdida
o recuperación tendrán unas características especiales y, además, serán de gran
importancia, como hemos visto.
Por el hecho
de que durante el juego las fases interactúan, los jugadores de los dos equipos
deben estar preparados constantemente para
el cambio de rol en un momento inesperado.
Por eso considero
que, como elemento común, tanto para atacar como para defender bien estas situaciones,
y sea cual sea nuestra idea de juego, es muy importante el aspecto psicológico ante el cambio de rol, es decir, la actitud que
adopten los equipos ante una situación de perdida / recuperación de la pelota. Es
vital cambiar rápidamente la mentalidad defensiva u ofensiva para adaptarse al nuevo rol que requiere el juego.
Cambiar el “chip” de forma natural y automática es
una virtud de pocos jugadores, los más agresivos, concentrados y competitivos aunque
es un aspecto que puede y debe entrenarse
ya que en muchos casos determinará el éxito en una transición defensiva u ofensiva.
3- DEMANDAS FÍSICAS EN LAS TRANSICIONES
Otro factor
importante relacionado con las transiciones es el componente físico que
demandan. Los requerimientos físicos de las acciones inmediatas a la
transición, además de ser muy decisivas, significan gran parte de los esfuerzos
más exigentes en competición.
Para analizar
mejor esta afirmación, voy exponer algunos datos y conclusiones de diferentes
autores que han hecho análisis sobre como
son los esfuerzos del fútbol en competición. Estos estudios coinciden en
que los futbolistas están gran parte de los 90’ parados, caminando o corriendo
a ritmo moderado y que solamente corren a velocidad alta o máxima entre el
5-10% del tiempo total.
Pero aunque ocupen poco tiempo, los autores defienden que estos esfuerzos máximos o sprints tienen una gran significación en el resultado ya que se suelen concentrar en los alrededores de la pelota e incluyen acciones técnicas y defensivas decisivas.
Este 5% de esfuerzos a alta intensidad, significan entre
1,7 – 2,5 km de los 10 – 13 que puede hacer un futbolista en un partido.
Además, este 5% incluye entre 120-150 sprints de 5 a 15m que duran entre 2-7’’
y la recuperación varía entre los 30-60’’.
Estos esfuerzos específicos anaeróbicos, (que son breves
pero intensos) combinados sobre una base aeróbica (que sería la gran parte de
los minutos de un partido) se entienden como “la resistencia específica del fútbol”.
Así pues, entendiendo el entrenamiento de rendimiento
desde una visión integrada, para entrenar según estos requerimientos concretos
del juego en competición, tenemos que intentar, en los ejercicios y sesiones
que planteemos, reproducir estos esfuerzos de modo que la transferencia y la
especificidad sea máxima.
Y personalmente creo que los ejercicios
que incluyen y facilitan las transiciones son un claro ejemplo de esto: “acciones breves e intensas que se pueden
reproducir de forma sucesiva e incierta y que, además, resultan decisivas en el
resultado”.
De hecho, bajo
mi criterio, las transiciones suponen la
máxima expresión de la resistencia específica en el fútbol ya que ocupan la
mayor parte de acciones que se tienen que hacer al 100% de intensidad. En
ataque y en defensa posicional, solamente los marcajes y desmarques o las
acciones de 1x1 se harán a máxima velocidad y, en cambio, existirán muchos
otros momentos (basculaciones, movimientos de equilibrio entre líneas, coberturas, vigilancias, movimientos de ocupación racional del terreno de
juego…) que, en gran parte del tiempo, no implicaran movimientos intensos.
A
modo de ejemplo, en este ejercicio de 3x2 con transiciones constantes, detallé
los requerimientos físicos registrados con GPS y pulsómetro para ver si estos
se asimilan a las demandas que exige la competición.
4- TRANSICIONES Y ENTRENAMIENTO INTEGRADO
En
referencia al entrenamiento de las transiciones, aunque ha quedado demostrada
su relevancia en el fútbol, aún parece que son un aspecto bastante olvidado en
el entrenamiento ya que no se dedica la importancia ni el tiempo de
entrenamiento proporcional a esta relevancia.
Esta afirmación es solamente una sensación pero pienso que en general, la realidad
del entrenamiento actual se basa en el predominio de un entrenamiento táctico,
con ejercicios y sesiones dirigidas a perfeccionar el modelo de ataque y
defensa posicional, con pautas de actuación concretas y sin dar continuidad a
las acciones después de un cambio de rol, cosa que provoca que se conviertan en
situaciones, hasta cierto punto, previsibles y estandarizadas. Igualmente, las
situaciones a balón parado, por ser acciones con un tiempo de preparación
previo, son siempre acciones conocidas y organizadas ya que los jugadores,
tanto en ataque como en defensa, suelen conocer las zonas, momentos y acciones
de actuación.
En cambio, las transiciones suponen
la máxima expresión del carácter imprevisible e incierto del fútbol ya que nunca
sabremos donde recuperaremos, donde caerá el balón en una segunda jugada ni
como estará colocado en el terreno el equipo propio y rival en el momento de
cambiar de rol.
Eso explica que sea habitual ver como equipos actúan con criterio a la hora
de defender una primera fase en la que la pelota está controlada por el equipo
que ataca y estando todo el equipo por detrás de la pelota. Igualmente también
puede pasar en el momento de iniciar la acción ofensiva, en la que el equipo
tiene claro las pautas a seguir en las fases de inicio y ante una defensa
posicional. No obstante, en muchos casos, estos equipos que dominan las fases
de ataque – defensa posicional pueden tener muchos problemas para defender ante una situación desconocida y abierta
o para aprovechar la ventaja de atacar después de recuperar la pelota.
Les fases de transición (tanto ofensiva como defensiva) son momentos del
juego en que resulta imposible ofrecer
pautas de organización concretas, ya que, serán siempre imprevistas y
abiertas, nunca se desarrollaran en las mismas condiciones exactas. Aunque sí
que se puedan dar consignas e ideas generales de cómo se tiene que actuar en
cada transición; la forma de desarrollar estas ideas dependerá siempre del
contexto del momento. Por ejemplo, podemos decir a nuestros jugadores que
cuando perdemos pelota en zona de ataque tenemos que presionar los primeros
pases del equipo contrario y si salen de esta presión, replegarnos. Esta sería
la pauta de actuación general pero cuando se deba de llevar a cabo, esta acción
estará condicionada por la zona donde perdemos, la cantidad de jugadores que
intervienen, la colocación, si el contrario tiene la pelota controlada o no, el
resultado, el estado físico…